El diagnóstico del lupus depende mucho de las manifestaciones que revelan la enfermedad. La finalidad de los necesarios exámenes es, por un lado, descartar la posibilidad de una enfermedad que se parezca al lupus y, por otro, afirmar el diagnóstico si es posible. Las pruebas más útiles para el diagnóstico del lupus son:

Exámenes biológicos "de rutina"

< La búsqueda de una disminución de células sanguíneas en el torrente sanguíneo (citopenia): anemia (hemolítica o inflamatoria, disminución de glóbulos rojos), linfopenia, neutropenia (disminución de glóbulos blancos, linfocitos o neutrófilos), trombocitopenia autoinmune (disminución de plaquetas).

< La búsqueda de daño renal mediante el análisis de la función renal (medida por la creatinina en sangre) y de la orina, lo que permite saber si existe una anomalía del filtro renal. Si este filtro está dañado, la orina contendrá proteínas (incluida la albúmina), pero también glóbulos rojos (hematuria) o blancos (leucocituria). Estas anomalías renales no son específicas del lupus, pero es esencial buscarlas cuando se habla de esta enfermedad. Pueden detectarse mediante un simple análisis con tira de orina.

<El análisis de la biología hepática (transaminasas, fosfatasas alcalinas) es especialmente útil para descartar otra enfermedad (virus).

Exámenes inmunológicos

< Se trata en primer lugar de la búsqueda de un nivel elevado de inmunoglobulinas (hipergammaglobulinemia), que refleja la activación del sistema inmunitario

< Los exámenes biológicos más importantes para confirmar el diagnóstico son los inmunológicos con la identificación global de los anticuerpos antinucleares y sus componentes (anti-ADN nativo, anti-Ro/SS-A y anti-La/SS-B, anti-Sm, anti-RNP...) y eventualmente la búsqueda de una activación de las proteínas del sistema del complemento que resulte en una disminución de estas proteínas en la sangre (llamada hipocomplementemia).

Estos exámenes inmunológicos deben incluir sistemáticamente la búsqueda de anticuerpos antifosfolípidos. Se trata de autoanticuerpos que pueden "espesar" la sangre y provocar un riesgo de coagulación (trombosis) en las venas (llamada flebitis) o en las arterias.

Otras exploraciones pueden ser útiles en función de los signos que presente el paciente

< Una biopsia de piel puede ser necesaria para confirmar, mediante un análisis histológico, el diagnóstico de lupus ante una lesión cutánea similar al lupus. Pero esto es útil sólo cuando el diagnóstico es dudoso.

< En caso de sospecha de daño cardíaco o vascular (vena o arteria), es necesario realizar una ecografía - Doppler cardíaco

< En caso de daño renal, debe plantearse una biopsia de riñón para averiguar la gravedad del daño.

< En caso de daño neurológico, es necesario explorar el cerebro mediante exámenes como una resonancia magnética y/o analizar, mediante una punción lumbar, el líquido que circula alrededor del cerebro (llamado líquido cefalorraquídeo)

< Una disminución significativa de las células sanguíneas (citopenia) puede justificar un estudio de la médula ósea hematopoyética (que produce sangre) que se toma bajo anestesia local (mielografía).

<Las radiografías u otra técnica de imagen (RMN, ecografía) son a veces necesarias en caso de dolor articular y/o óseo, para descartar otra enfermedad.

La lista de exámenes necesarios en el lupus puede no ser exhaustiva, ya que depende de la expresión de la enfermedad en cada paciente en un momento determinado de la vida. Todos estos exámenes pueden ser necesarios para hacer el diagnóstico de lupus, pero también, y sobre todo, para definir el tipo y la extensión del daño en cada órgano y para controlar la evolución de la enfermedad y tratar las recaídas lo antes posible. Esta evaluación es esencial para elegir el tratamiento adecuado.