El dolor causado por el lupus tiene varias causas. En el lupus, es frecuente que aparezcan dolores articulares (artralgias o artritis) y musculares (mialgias o miositis). Estos trastornos articulares y musculares son inflamatorios y, en la mayoría de los casos, se alivian muy bien con tratamientos antiinflamatorios o incluso inmunomoduladores. También son posibles los dolores torácicos que aumentan al inspirar: corresponden a una inflamación del pericardio o de la pleura que envuelve el corazón y los pulmones respectivamente; estos dolores se atenúan con un tratamiento adecuado.
El dolor puede ser difuso y angustioso, sin relación con la inflamación, lo que hace pensar en una fibromialgia asociada al lupus.
A veces los pacientes se quejan de un dolor más difuso, con la impresión de que "les duele todo". Estos dolores suelen ir asociados a una gran fatiga y a dificultades para afrontar las tareas cotidianas, a veces con otros síntomas, como trastornos de concentración y memorización.
Ante este tipo de manifestaciones, primero hay que asegurarse de que no existe una inflamación relacionada con el lupus. En ausencia de cualquier anomalía, hay que considerar entonces una "alteración" del control del dolor por parte del cerebro. Este trastorno suele denominarse "fibromialgia". La fibromialgia asociada al lupus no expone a ningún riesgo particular de daño o destrucción de un órgano, pero los dolores que realmente siente el paciente son especialmente angustiosos, debido a su larga duración y a la limitada eficacia de los analgésicos. Es importante estar tranquilo y no aumentar el tratamiento con cortisona o inmunosupresores para este tipo de dolor, ya que serán ineficaces. Sin embargo, el uso de fármacos que se prescriben en la depresión, o la epilepsia, puede tener un efecto analgésico útil. La ayuda de un psicólogo y un psiquiatra también es a veces beneficiosa, así como los cuidados físicos.
A veces, el dolor difuso puede estar relacionado con la interrupción demasiado brusca de la cortisona. En efecto, cuando el cuerpo se ha "acostumbrado" a tomar cortisona, las glándulas suprarrenales (que normalmente producen cortisona para nuestro organismo), se ponen a descansar. Así, el cese brusco (que debe absolutamente evitarse) de cualquier toma de corticosteroides provocará dolores (sobre todo musculares, a veces en el abdomen) y una gran fatiga, porque el organismo no ha podido reanudar la producción de cortisona "endógena" con la suficiente rapidez. Su médico podrá hacer el diagnóstico rápidamente y le sugerirá urgentemente que tome una dosis adecuada de cortisona.
En caso de gastroenteritis " benigna ", si no mantiene la cortisona por vía oral, es absolutamente necesario suministrarla en forma inyectable durante uno o dos días. Lo mismo ocurre en caso de una intervención quirúrgica que requiera estar en ayunas.
Los dolores del lupus pueden estar relacionados con una reacción inflamatoria que mejorará con el tratamiento de la enfermedad. Sin embargo, hay dolores difusos que pueden ser consecuencia de un síndrome de fibromialgia, es decir, una alteración del control del dolor. Estos dolores de la fibromialgia son más difíciles de aliviar, pero no es probable que dañen las articulaciones o los músculos.