Hay que tener en cuenta varios aspectos muy diferentes.

Algunos fármacos son potenciales inductores del lupus. En personas genéticamente predispuestas, su ingesta prolongada puede desencadenar un lupus inducido, que en la mayoría de los casos se cura tras la suspensión del fármaco. Por lo tanto, parece lógico prohibir estos fármacos en pacientes con lupus "espontáneo" (de causa desconocida), por temor a que empeore la enfermedad, aunque dicho riesgo sea muy bajo. Así que puede tomar su tratamiento para la hipertensión o el exceso de colesterol sin miedo.

Sin embargo, los médicos evitarán recetar carbamazepina o minociclina a menos que no exista un tratamiento alternativo.

Las píldoras anticonceptivas que contienen estrógenos, incluso en dosis bajas, no son inductoras del lupus, pero pueden agravarlo. Por lo tanto, están contraindicadas, especialmente si hay anticuerpos antifosfolípidos en la sangre, dado el incremento de riesgo de trombosis.

Un antiinflamatorio no esteroideo (AINE) llamado ibuprofeno puede a veces desencadenar rápidamente fuertes dolores de cabeza e incluso a veces una meningitis "química" (sin microbios), especialmente en pacientes con lupus. Este medicamento, que se puede dispensar sin receta, está por tanto contraindicado en su caso.

Algunos medicamentos como el fenobarbital (antiepiléptico) o la rifampicina (antituberculoso) aceleran la destrucción de la cortisona en el organismo. Por lo tanto, si deben utilizarse, su médico aumentará de forma preventiva su dosis de cortisona para evitar un brote de lupus.

Por último, si está tomando un tratamiento anticoagulante oral, muchos medicamentos pueden desequilibrar su INR (Índice Internacional Normalizado). Hable de ello con su médico.