Los glucocorticoides son unos excelentes antiinflamatorios, pero le exponen a una serie de riesgos llamados "metabólicos", como la pérdida de masa muscular, la osteoporosis y las "anomalías de la grasa" (dislipidemia). Para combatir estas complicaciones, son necesarias varias medidas dietéticas.
Limite los azúcares de absorción rápida (azúcares para el café o el té, dulces, bollería...): no se prive de todo, pero limite los azúcares de absorción rápida. La bollería, por ejemplo, es posible una vez a la semana.
Seguir una dieta equilibrada en proteínas para combatir el desgaste muscular, en combinación con una actividad física regular.
Limitar las grasas animales (embutidos, nata...), y sustituirlas por "grasas buenas" (aceites vegetales).
Evite los azúcares ocultos (zumos de frutas, refrescos, golosinas) y el exceso de alimentos con almidón (pan, pasta, arroz, patatas...) para reducir el riesgo de "dislipemia" y, por tanto, de ateromatosis.
Siga una dieta baja en sodio (en caso de daño renal) pero rica en potasio, ya que los glucocorticoides facilitan su eliminación. En cuanto al pan, a pesar de ser rico en azúcares lentos, también contiene sal. No se recomienda utilizar pan sin sal, sino limitar el pan a 4 o 5 rebanadas estándar como máximo al día.
Llevar una dieta rica en calcio con una ingesta adecuada de vitamina D para limitar el riesgo de osteoporosis (además de la actividad física). La vitamina D puede aportarse normalmente a través de la dieta y el sol (porque la piel la sintetiza bajo el efecto del sol). En el lupus, dado que la exposición al sol no suele ser recomendable, es mejor considerar la administración de suplementos de vitamina D (por ejemplo, 50.000 UI de colecalciferol cada mes, al menos durante el invierno). La ingesta recomendada de calcio es de 1.200 mg/día, es decir, 4 raciones de productos lácteos al día. Además de los productos lácteos y el queso, ricos en calcio pero también en grasa, ciertas aguas minerales pueden mejorar el aporte de calcio. Algunas aguas son ricas en calcio (calcio > 150 mg/l) y contienen muy poca sal (sodio entre 0 y 15 mg/l). Pero cuidado, algunas aguas son saladas (Na >150 mg/l) o muy saladas (sodio hasta 1700 mg/l) y no se recomiendan cuando se toman glucocorticoides. En el caso de un tratamiento prolongado con glucocorticoides, será necesario un exhaustivo seguimiento médico, que incluya preguntas para evaluar el riesgo de fractura ósea, un cribado de la fragilidad ósea (mediante densitometría ósea) y posiblemente, en los adultos, un tratamiento médico preventivo de la osteoporosis, que suele utilizar una molécula de la familia de los bisfosfonatos. Estos fármacos ayudan a reducir el riesgo de degradación ósea.
Tomar glucocorticoides, sobre todo en dosis altas, justifica una dieta adaptada, que será:
- Equilibrada en proteínas, para luchar contra la pérdida de masa muscular
- Rica en potasio, para limitar la pérdida de "sales" por los riñones
- Rica en vitaminas y calcio, para luchar contra los daños óseos (osteoporosis inducida por los glucocorticoides)
- Baja en grasas y azúcares, para luchar contra el aumento de peso, el riesgo de enfermedades cardíacas y la diabetes
- Baja en sal en caso de dosis altas de glucocorticoides para evitar la hipertensión arterial