El síndrome de sequedad puede evocar una enfermedad autoinmune de las glándulas de secreción (exocrinas): El síndrome de Sjögren. El "síndrome seco" es bastante común durante el lupus. Más de un tercio de los pacientes con lupus se quejan de sequedad en la boca y/o en los ojos. Esta sequedad está relacionada con una inflamación inmunológica inducida de las glándulas que producen saliva (glándulas salivales) y lágrimas (glándulas lagrimales). Se puede realizar una biopsia de estas glándulas (salivales) para hacer el diagnóstico del síndrome seco. En este caso, la biopsia muestra un infiltrado de células (linfocitos) que invaden estas glándulas. Este infiltrado se clasifica según su intensidad (clasificación de Chisholm y Mason). Sólo un infiltrado linfocítico importante tiene valor diagnóstico.

Este síndrome autoinmune seco, llamado síndrome de Sjögren, puede estar asociado al lupus, pero también a otras enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide.

La menopausia y ciertos medicamentos (antihistamínicos para la alergia y antidepresivos, por ejemplo) también pueden provocar sequedad.

¿Cómo debe gestionarse este síndrome seco?

La aparición del síndrome de Sjögren durante el lupus no refleja la actividad de la enfermedad. No existe cura para este síndrome y, por tanto, sólo podemos aliviar sus síntomas, con el uso de lágrimas y gel lacrimógeno, saliva artificial y fármacos que estimulan las secreciones (clorhidrato de pilocarpina).

En caso de sequedad grave, puede ser útil contar con la opinión de un oftalmólogo para comprobar que no existen complicaciones oculares (queratoconjuntivitis seca).

Garantizar un cuidado dental regular es esencial, ya que la ausencia de saliva reduce las defensas naturales de los dientes, que corren el riesgo de sufrir daños.