El tratamiento del lupus incluye varios medios terapéuticos:
Fármacos (véase el anexo 4): son moléculas cuya finalidad es disminuir, o modular, la hiperactividad del sistema inmunitario, así como la inflamación.
Para las formas cutáneas articulares, utilizamos: calmantes (analgésicos), antiinflamatorios no esteroideos (AINE), antimaláricos, a veces una terapia baja de glucocorticoides, y/o metotrexato en dosis semanal si el lupus es articular.
Para las formas viscerales graves, se utiliza: Hidroxicloroquina, terapia con glucocorticoides y tratamientos inmunodepresores, especialmente en glomerulonefritis o daños neurológicos severos.
Estilo de vida saludable
Los pacientes deben aprender a evitar los factores que pueden activar su lupus:
Evite la exposición al sol y a los rayos UV en general: se recomienda llevar manga larga y sombrero y, sobre todo, es necesario utilizar protectores solares potentes..
Cuidado con los anticonceptivos orales que contienen estrógenos.
Deje de fumar, ya que el tabaquismo no sólo aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, sino que también disminuye la eficacia de la hidroxicloroquina, e incluso aumenta el riesgo de padecer lupus.
Tome sus medicamentos, especialmente los glucocorticoides….
El cumplimiento de las prescripciones médicas (adherencia al tratamiento) es esencial: el lupus es una enfermedad crónica y, a menudo, con el paso del tiempo, los pacientes tienden a interrumpir varios medicamentos, principalmente debido a la lasitud. Esta interrupción del tratamiento (mala adherencia), más o menos prolongada, expone a un riesgo importante de reagudización de la enfermedad lúpica, y por tanto a un riesgo de consecuencias negativas.
Por lo tanto, la educación terapéutica del paciente es fundamental. Los pacientes deben saber reconocer los signos de alerta de la reactivación de su lupus. Se trata de un proceso de aprendizaje individual, ya que los signos pueden diferir de una persona a otra.
Existen tres tipos de medios terapéuticos para controlar el lupus: